El viernes pasado los alumnos del campus de Fuenlabrada de la Universidad Rey Juan Carlos nos encontramos una grata sorpresa a nuestra llegada al centro: un control de seguridad. Esta medida, según los vigilantes situados en la puerta, se debía a un control anti-botellón, y es que esa tarde iba a ser celebrada en el campus una fiesta de la cerveza.
Los alumnos nos vimos sorprendidos por el control que se realizó tanto a coches como a los alumnos que accedíamos a pie. El control constó de registro de mochilas, bolsos, maleteros y hasta la exigencia del carnet universitario para acceder al recinto. El susodicho carnet universitario que precisaban los vigilantes no lo tienen todos los alumnos, entre ellos los de primero de carrera, para los que el escaso mes y medio de clase que llevan en la universidad no ha sido suficiente para que les llegase dicha documentación. Algunos están en tercero y aún no lo tienen, pero bueno, eso ya es otro tema, no me voy a parar a hablar de la gestión de la URJC porque da para una entrada aparte.
Entre los afectados no sólo nos vimos implicados los alumnos, también el profesorado que no tenía idea alguna acerca de lo que estaba sucediendo, y entre los cuales también hay personal docente sin carnet de la universidad. Mis profesora de Producción, por ejemplo, estuvo un cuarto de hora parada a la entrada por la retención de coches y llegó tarde a clase. Alumnos de una de las clases de la titulación de ADE al no poder entrar al centro vieron impedida la realización de un examen que tenían programado para la primera hora de su jornada estudiantil. Algunos profesores al ver que sus alumnos no llegaban a clase fueron en su busca a la puerta, a identificarlos para que pudiesen entrar, suena a película, pero es totalmente real. Y es lo surrealista e irritante de la situación lo que ha llevado a un gran número de alumnos a mostrar su indignación en Twitter, dónde han expresado sus opiniones en conjunto bajo hagstag como #ascodeURJC, #INDIGNACIONURJC, y el más habitual, #URJC, en el que los alumnos de esta universidad expresamos habitualmente nuestro descontento con diversos temas relacionados con el centro de estudios, porque, recordemos, el año pasado también hubo graves descontentos con el cambio del plan de asignaturas optativas en las titulaciones de grado, que nos llevaron a manifestarnos frente al rectorado, situado en Móstoles.
La reacción conjunta de los alumnos en su tono más serio no tardó mucho en llegar, varios alumnos del Grado en Periodismo se han dirigieron esa misma mañana al registro del campus a cursar una reclamación por lo sucedido y se estuvieron recogiendo hojas de firmas por el campus, las cuales tuvieron una gran aceptación entre los alumnos desde su salida del edificio de gestión del campus, ya que se recogieron unas 22 hojas en total, según me informaron mis compañeros encargados de recogerlas al final del día.
No es la primera vez que se realiza un control así, el viernes 30 de septiembre, con motivo de la ya tradicional fiesta de novatos en el campus, se comenzaron a realizar controles en la puerta a partir de las 12 de la mañana, aproximadamente, para evitar el acceso al recinto con alcohol. Para gustos los colores, pero que te registren a las 9 de la mañana cuando vas a clase y te exijan un documento oficial de la universidad para entrar cuando dentro hay instalaciones deportivas las cuales puede utilizar gente ajena a la universidad previo pago, y cuando hay jubilados recogiendo aceitunas en los olivos del campus más de una mañana y de dos... ¿es un poquito fuerte no? En fin, esas mentes lúcidas que manejan la URJC cada día son más y más eficientes, si hasta hace poco teníamos un rector ilegal... sí, sí, ilegal, que según la normativa vigente no podía ser rector una vez más, pero bueno, eso ya está solucionado, aunque miedo me da lo que pueda venir detrás visto lo visto.
Foto cedida por: Jorge Mesa Martín, en Twitter @Tanotown
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