La nueva reforma laboral avala el hecho de que todos los despidos sean procedentes de antemano, el periodo de prueba pueda alargarse hasta un año... y como estas un montón de medidas más que no hacen otra cosa que ahogar al trabajador, y por supuesto, a nosotros los jóvenes.
Si nos centramos en el gremio de la comunicación, en el que nos agolpamos cientos de jóvenes titulados, y suficientemente preparados, veremos muchos indignados, y ¿somos nosotros los perroflautas de los que hablaba Interconomía? Claro está que no. Nosotros somos los futuros mileuristas. Nosotros somos los que cada día leemos ofertas de trabajo con ganas de echarnos a llorar, y acabamos llorando cuando leemos en el periódico medidas como las de la nueva reforma laboral. Nosotros somos los que defendemos el movimiento “Gratis no trabajo”, pero acabamos arrastrándonos para ganar, aunque sea, cuatro duros. Nosotros somos los que estamos estudiando carreras, cursos y módulos en los que nos exigen cada vez más dinero para cursarlos y luego no tener trabajo. O bueno, mejor dicho, tener un trabajo cuyo sueldo no permita tener vida más allá del trabajo, ni cuyo horario tampoco. Horas, muchísimas y mal pagadas, en condiciones precarias, en muchas ocasiones con material propio y sin asegurar, y todo ello por el módico precio de… ¡menos de mil euros! Ni siquiera la matrícula del primer curso de la carrera de Periodismo vale eso.
Cuando estamos a punto de promocionar y comenzamos a buscar prácticas pensamos: bueno, los becarios no cobran. El problema es cuando después quieren contratarnos por 300 euros al mes en periodo de prueba. Periodo que con la reforma laboral se puede alargar hasta un año, legalmente. ¿Cómo vamos a vivir sin estar hasta el cuello? Imposible. Sobran razones para preocuparse.
Desde mayo reclamando lo que no somos. |
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